Propósitos postpandemia

«Es que tú eres renancentista». El piropazo me lo lanzó el otro día mi asesor fiscal cuando estábamos haciendo la declaración de la renta de 2019. La verdad es que en este mundo donde se apuesta por la especialización, mi diversidad de actividades profesionales, siempre me ha parecido un poco vergonzante. Como una especie de adicción a emprender cosas nuevas, que te presenta como alguien «poco de fiar». Ese refrán tan español de «quien mucho abarca poco aprieta». La verdad es que me sorprendió esa visión tan positiva de algo que yo siempre he considerado una especie de problema.  Será porque todavía no me he librado de ese juicio social, que tras escuchar la frase en cuestión, me quedé un rato pensando si detrás de aquello que parecía un piropo había algo de sarcasmo. Ahora pienso que mi asesor -es nuevo y me conoce poco- no sabe casi nada de lo que hago fuera de esa actividad profesional. Ya me ocupo yo de mantener en silencio, en algunas esferas, mis últimas locuras. Por ejemplo, mi asesor no sabe que estudio derecho en mis ratos libres y que ahora mismo  acabo de entregar en la sede electrónica de la UOC, la tercera PAC de Derecho Civil I. Pero sobre todo no sabe, porque tampoco lo sabía yo el miércoles pasado, que mi nuevo propósito potspandemia es aprender a bailar flamenco. La historia del flamenco no es nueva. Hace cinco años que unos excelentes zapatos de baile me acompañan de mudanza en mudanza esperando su turno. También tengo una preciosa falda larga con volante que compré para las clases. He de confesar que he pensado en deshacerme de ella en alguna mudanza. Sin embargo, siempre he decidido que se venía conmigo, con la excusa de ponérmela en alguna fiesta. Zapatos y falda son parte de un equipamiento que llegó a mi vida justo en un momento en que también había decidido aprender a navegar a vela. Me río yo sola cuando recuerdo la cara de mi hijo Néstor, entonces un chiquitín, cuando vio que unos zapatos de flamenco, con sus clavos en los tacones, llegaban a casa pocos días después del traje de neopreno (jajajajaja). Recuerdo que me dijo algo así como que estaba claro que para lo de los «equipamientos» era fantástica. Su sabia vocecita ponía en duda mis propósitos y tenía razón. Había que elegir: o flamenco o vela. Y elegí vela.  Aprendí bastante con algunas ayudas inestimables y al final hasta aprobé el examen del PER. Pues bien, esta noche he sacado de nuevo los zapatos de baile por culpa de un temazo de Niño Josele que ha compartido Lalo Narbona en facebook, en una de esas cadenas que hacen furor estos días ¿ Y por qué no? me he dicho tras acabar la PAC de Derecho Civil I ¿Por qué no ahora? En algún momento todo llega y la postpandemia nos va a traer el flamenco. Necesitaré una profesora particular o algo parecido…Veremos si soy capaz. Recuerdo que no era fácil 😉

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